top of page
Buscar

Los sueños se cumplen

  • davidserranito
  • 5 jul 2017
  • 3 Min. de lectura

Al retomar la ilusión por algo o cuando encauzo un nuevo camino, no puedo ( y no quiero) dejar de pensar en lo que me sucedió horas antes de correr mi primera Maratón de Barcelona 2105.

Al acabar de leer este relato es muy posible que me preguntéis el porqué de compartir esas experiencias con todo el mundo. ¿No? Bueno lo resolveré con una simple frase: si algo no es compartido con los demás es verdaderamente inútil.

Cuando pude enfocar la mirada en la pared de mi habitación supe que podía hacerlo…

Es una de esas sensaciones en las que por alguna extraña razón no sabes si lo que esta sucediendo es real o solo es un sueño. Porque si fuera un sueño no podría tener la cabeza tan lúcida. De esos sueños en los que no quieres despertar, de los que quieres que duren toda la vida, de los que despertar de ellos duele y mucho, pero… en esta ocasión era diferente.

Girar hacia la izquierda y ver las dos torres venecianas en plaza España con todo su esplendor, relucientes, como recién hechas, esta extraña sensación de silencio, aún sabiendo que era una olla a presión, pues era capaz sólo de oír los latidos de mi corazón.

Las piernas pesan mucho y puedo sentir como la sangre recorre toda la anatomía de mis extremidades, las contracciones musculares se suceden y a veces sin avisar. El dolor se hace intenso, tanto… que se hace insoportable. Sigo con mucho esfuerzo, todo el que se puede en esos momentos. Los brazos se mueven con ímpetu pero consciente que, la fuerzan que ejercen, sólo ayudan lo más mínimo a avanzar hacia la meta.

Paso tras paso, zancada tras zancada está más cerca. El aire que entra por mi garganta sabe a gloria, cada bocanada permite que recupere por un instante el aliento, sólo es un momento ínfimo porque enseguida tengo que volver a intentar coger la mayor cantidad de oxigeno posible.

El sudor ,o lo que queda de él, cubría toda mi cara. Con un aspecto solidificado de haberse evaporado por el Sol radiante que ese día hacía y se podía sentir sobre la piel.

Las preocupaciones se apartan para dejar paso a la necesidad de cruzar esa meta, esa línea de llegada. Tan soñada y ansiada durante tanto tiempo. Tan trabajada y sufrida por todas esas horas de entrenamientos. Tantas veces planificada y visualizada. A tan solo unos metros de mi se antoja el tan preciado tesoro… ser finisher de mi primer maratón!.

Entonces sentí el calor de su mano. entrelazaba la mía. Salió de la nada. Solo podía sentir su presencia a mi lado. Corría junto a mi. Me miró y me dijo… ¡ves como si es posible!. No supe que decir. No me salían las palabras, un torbellino de ideas se sucedían en mi cabeza, pero ninguna de ellas coherente.

Esos últimos metros me supieron a gloria. Sentimientos enfrentados como dos trenes que colisionarán sin que nadie pueda evitarlo. Por una banda quería cruzar la meta y por otra no quería hacerlo, sentirlo conmigo y cerca de mí me hacia feliz. Después de tanto tiempo sin poder sentirlo cerca… joder no quería que se fuera!.

Entonces mi hermano tomó las riendas de la situación.

Sin parar de correr su mano se fue despegando de la mía, y con un gesto de dejarme ir pude avanzar y completar la mítica distancia. Ahora sabia que no debía mirar hacia atrás, pero tenia la certeza que él me ayudó a conquistar mi sueño.

Aún con los latidos de mi corazón a toda máquina me desperté aquel día de mi debut en una maratón con una tranquilidad absoluta. Nada podía salir mal, sabía que tendría que luchar para conseguirlo. Pero sólo entonces entendí que los sueños están para ser conquistados, ahora bien, hay que tener el coraje y la fuerza para dar un paso al frente y situarte en la línea de salida para dar lo mejor de ti.


 
 
 

留言


RSS Feed
bottom of page