Menuda Runner

Cuando pasan más de dos meses… mi hija de seis años, Tania, no tarda mucho en

preguntarme cuando le voy a inscribir en alguna cursa de atletismo infantil.

Siempre espero que sea ella la que tome la iniciativa. No me gustaría convertirme en esos padres que intentan inculcar sus inquietudes o aficiones porque simplemente te gusten a ti.

Una de las mayores lecciones que he recibido este año fue en la carrera que organizó el club LASANSI en Sant Feliu de Llobregat.

Esta claro… como no inscribir a la pequeña en una cursa que se realiza en nuestra ciudad. A menos de 500m de casa. Pues la inscribí, y ella claro contentísima. Ya es una emoción cuando le das la noticia. Su cara lo dice todo. Contenta es decir poco. Los días siguientes se repite la misma pregunta una y otra vez … ¿papa cuando es la carrera?

Tranquila que aún faltan unos pocos días. Aunque sepa que quedan más de tres semanas. Yo ya te avisaré.

El día que vas a recoger los dorsales, para ella también es un gran día. Rebosa alegría. Ya no solo por la camiseta que recibe sino también porque dice eso de “me ha tocado un número súper largo el 1075” como si fuera lo más importante. jeje ya lo digo yo el “Efecto Dorsal” también influye a nivel infantil. Hasta que por fin llega el día de la carrera.

Sin querer recibí una de las mayores lecciones que he aprendido este año.

La carrera infantil, por el gran número de inscritos, esta edición se disputaba con separación de sexos, en la categoría que le pertenece a ella.

Tocaba correr 800m, es decir, dos vueltas a la pista de atletismo de les Grasses. Era todo un reto.

Dan el pistoletazo de salida, y empiezan a correr. Muchas de las pequeñas corredoras iban a una velocidad que impresionaba. Tania sin embargo, mantenía un ritmo no muy rápido pero constante.

Pasados unos 300m de la primera vuelta, sufre una caída aparatosa. Cuando le vi pensé que se había roto el radio del brazo derecho, por fortuna fue solo una impresión. Ella se puso a llorar y repetía que le dolía el brazo… me acerqué a ella… y la intenté consolar.

Cuando pasados unos segundos se calmó… le comenté que ya había acabado… que si quería podía abandonar la carrera… que no hacia falta seguir…

Ella me miró a los ojos todavía con lágrimas de haber llorado y me dijo en un tono autoritario…

“QUIERO ACABAR PAPA”. Por un instante me quedé mudo. Y solo supe decir con la boca pequeña un …pues sigue si quieres… en voz baja y dubitativa.

Ahora ya le habían doblado muchas niñas que mantenían una carrera a un muy buen ritmo.

Se levantó del suelo, y siguió corriendo, pudo acabar la primera vuelta. Y se dispuso a empezar la segunda.

La gente, que muchos de ellos habían visto lo sucedido, le animaba desde el inicio de la segunda vuelta. Fue espectacular como todo el mundo le aplaudía y le daba ánimos para que acabara. Los últimos cien metros fueron de ponerse el bello de punta. Incluso el “Speaker” le animaba impetuosamente. Los aplausos y vítores se escuchaban por decenas.

Llegó la última, sí! pero fue recibida como si hubiera ganado. Reconocieron su esfuerzo y su valentía.

Tania quizá no fue muy consciente de lo que nos había enseñado. Lo cierto es que no solo a mí, sino seguro que a muchos de los que estábamos allí presentes. Con su actitud y fuerza para enfrentarse a la adversidad nos enseñó que, te puedes caer pero hay que levantarse y seguir luchando para conseguir tus sueños.

Llegar el último en una carrera se puede convertir en una de las mejores experiencias que puedas vivir.

#MenudaRunner #Runnerinfantil